La acentuación es de suma importancia tanto en la lengua hablada como en la escrita. Esto debido a que hay palabras que fonéticamente son prácticamente iguales, sin embargo, dependiendo de en dónde se encuentre la sílaba tónica, su significado puede ser muy diferente.
Por ejemplo, presta atención a las siguientes palabras:
Término – Termino – Terminó
Ánimo – Animo – Animó
Práctico – Practico – Practicó
Ahora, permítenos escribirlas en una oración para crear contexto y veas más claramente como la acentuación hace la diferencia:
Término – Termino – Terminó
El término del contrato es de 5 años.
Termino de hacer mi trabajo y te ayudo con el tuyo.
Se terminó el tiempo y ya hay que entregar el examen.
Ánimo – Animo – Animó
No tengo ánimo de comer hoy.
Si me animo voy a la fiesta.
Mi amigo me animó a bailar.
Práctico – Practico – Practicó
No es muy práctico tomar este camino.
Si practico lo suficiente puedo pasar el examen.
Quizás el estudiante no practicó lo suficiente.
Como puedes ver, el acento escrito es importante al escribir y leer puesto que si, por ejemplo, no conocemos una palabra y no sabes cómo pronunciarla (es decir con la acentuación en el lugar apropiado) es posible que lo que leas sea lo contrario a lo que se desea expresar.
En español, para que la palabra tenga el ritmo y la pronunciación adecuados a su significado, algunas palabras necesitan del acento escrito, también llamado acento prosódico o tilde. Al leer o escribir, ese acento escrito nos recuerda dónde debemos pronunciar la sílaba tónica o más fuerte. Así, no es lo mismo decir “papa” que decir “papá” . El ritmo natural de la pronunciación de palabras en español es pronunciando la sílaba fuerte en la penúltima sílaba: mesa, amante, conciso, nos daremos cuenta de que estas palabras no tienen acento escrito porque son las naturales. Ahora bien, cuando se rompe la norma, entonces es necesario “avisar” del cambio y eso es el acento escrito o tilde que se coloca para “cambiar” la pronunciación de las palabras.