Como el acento es la manera de indicarnos dónde tenemos que pronunciar la sílaba fuerte, hay muchas palabras agudas -sílaba tónica en la última posición- que al convertirlas al plural se convierten en llanas o graves y, al terminar en vocal, n, o s, ya no tienen acento.
Ejemplo: jardín forma el plural jardines y, al ser llana o grave y terminar en s, ya no se acentúa.
Otros ejemplos son: